Los mensajes de María la Virgen. ¡Mi Corazón Inmaculado Triunfará!
¿Quieres Paz? Reza el rosario todos los dias
J Alberto Villasana
Analista internacional.
Experto en relaciones Iglesia-Estado.
Autor de 12 libros.
3 veces Premio Nacional de Periodismo.
El Katéjon y el Anticristo
Conferencia “`Katechon´. El que retiene la manifestación del Anticristo. ( 2 Tes. 2, 3-8 )” pronunciada por el Lic. José Alberto Villasana Munguía el 4 de marzo de 2008 en la ciudad de Monterrey, estado de Nuevo León, República de México, en el marco del Simposium Internacional “Temores y Esperanzas del Final de los Tiempos”.
Dos Papas (No se refiere a la actualidad)
Entre las referencias que más destacan respecto al Anticristo, a quien el mismo San Pablo llamó también el “impío”, el “hombre sin ley”, el “hijo de la perdición”, el “adversario”, hay un elemento que nos indica en qué momento será su manifestación pública en el escenario mundial, por el hecho de que lo precede inmediatamente y se relaciona directamente con él.
Ese signo se encuentra en la segunda carta que el Apóstol escribió a la comunidad cristiana de Tesalónica, en seguimiento a la visita pastoral que realizó a esa ciudad. En dicho documento, San Pablo establece que antes de que se manifieste públicamente el Anticristo tiene que ser quitada de en medio una persona que “retiene” o retrasa esa manifestación:
“…Que nadie os engañe de ninguna manera; porque antes (del Retorno de Cristo) tiene que darse la apostasía y manifestarse el impío, el hijo de la perdición, el adversario que se levanta y se opone contra todo lo que lleva el nombre de Dios o es objeto de culto, hasta el extremo de sentarse él mismo en el templo de Dios, haciéndose adorar como Dios. ¿No os acordáis que ya os dije esto cuando estuve entre vosotros? Vosotros sabéis qué es lo que ahora le retiene, para que se manifieste en su momento oportuno. Porque el misterio de la impiedad ya está actuando. Tan solo con quitar de en medio a aquel que lo retiene, entonces se manifestará el impío, a quien el Señor destruirá con el soplo de su boca y aniquilará con la Manifestación de su Venida” (2 Tes 2, 3-8).
El motivo de la carta era suscitar esperanza en medio de las pruebas, pero también moderar el fervor de los tesalonicenses. San Pablo había predicado con tanto vigor en Tesalónica sobre el misterio de iniquidad, que los tesalonicenses llegaron a pensar que los Últimos Tiempos eran ya inminentes. Por ello, San Pablo les da a conocer la existencia de un “obstáculo” (en griego katejon) que primero tiene que ser removido, para que entonces pueda manifestarse públicamente el Anticristo.
En el versículo 6 utiliza el participio presente con pronombre neutro (to katejon) “Vosotros sabéis qué es lo que ahora le retiene”. En el versículo 7 lo utiliza con pronombre personal (ho katejon) “Tan solo con quitar de en medio a aquel que lo retiene, entonces se manifestará el impío”.
Una lectura cuidadosa del texto paulino nos lleva a concluir que el Apóstol deliberadamente utilizó dos géneros diversos para diferenciar realidades diferentes: el sentido neutro, para designar una realidad de impiedad y apostasía que ya actuaba desde aquella época y que los discípulos conocían perfectamente, y el masculino, para referirse a un personaje concreto cuya identidad ha sido un misterio para muchos a lo largo de la historia de la Iglesia, y que será precisamente el causante de que la manifestación pública del impío se retrase hasta que aquel no sea removido.
De esta forma, el katejon no puede ser tomado en sentido neutro, como si se tratase de una institución, o de un estado de cosas, o de un movimiento favorable al cristianismo. La referencia inmediatamente anterior de San Pablo para referirse a la apostasía y a la impiedad en el versículo 6 pone serias dificultades a esa interpretación, ya que el Apóstol habría utilizado las mismas palabras en el versículo siguiente.
Por ello, y porque San Pablo también se refiere al Anticristo en el sentido de un personaje concreto y preciso, se puede concluir que “el retenedor” es necesariamente una persona física, y que su acepción debe ser tomada en género masculino.
El sentido integral del versículo 7 parece indicar que San Pablo contrapone una persona, el Anticristo, a otra persona, precisamente la que retrasa u obstaculiza su manifestación pública. Es decir, nos encontramos ente una persona humana concreta, y una que no es histórica, sino futura.
Aparentemente, el señalamiento de San Pablo no aporta suficientes elementos para concluir a qué persona se refiere. Sin embargo, una detenida reflexión sobre el texto nos ayuda a encontrar dos indicaciones que apuntan a su identidad.
La primera, como ya dijimos, es que, al retrasar la manifestación pública del Anticristo, se trata necesariamente de alguien contemporáneo y con alguna relación directa al “impío”, por lo que no puede tratarse de un personaje lejano en la historia.
Lo segundo, es que esa relación se sitúa en el ámbito de lo espiritual, pues la manifestación del “impío” va ligada a la apostasía, abandono o negación de la verdadera religión. Es decir, el retenedor es un líder religioso, pastor ó místico, cuyo desempeño evita o retrasa que la doctrina apóstata tome preponderancia.
Analicemos nuevamente el texto: “…Que nadie os engañe de ninguna manera; porque antes tiene que darse la apostasía y manifestarse el impío (…) Tan solo con quitar de en medio a aquel que lo retiene, entonces se manifestará el impío…”
Con esos dos elementos, y dado que sólo a una persona Jesucristo prometió la asistencia particular del Espíritu Santo para garantizar la preservación del depósito de la fe, en contra de las diversas formas de apostasía, al Apóstol San Pedro y a sus sucesores legítimos, se podría concluir que el “retenedor” sea el Papa reinante cuando la disolución doctrinal llegue a tal nivel que el Anticristo pueda embaucar y fascinar al mundo.
Otra consideración importante es que ser quitado de en medio no es sinónimo de ser muerto. Un hecho tan grave lo hubiera señalado San Pablo con toda claridad. Aquí se trata de ser retirado, excluido, separado del cargo o del lugar desde el cual ejerce la función que precisamente retrasa la aparición pública del Anticristo, bien mediante la acción que ejerce, bien mediante la función que desempeña, o ambas.
Esta realidad lleva a preguntarnos si la profecía paulina del katejon pudiera ser la predicción y el fundamento escriturístico de la revelación que tuvo el Papa San Pío X y otros místicos católicos que hablan de una persecución violenta que le espera a un Papa, y de que un antipapa tome en ese momento el lugar físico de su Sede.
En 1909, el Papa San Pío X confió a su secretario particular y a otros eclesiásticos cercanos una revelación muy especial: “He tenido una visión terrible: no sé si seré yo o uno de mis sucesores, pero vi a un Papa huyendo de Roma entre los cadáveres de sus hermanos. Él se refugiará incógnito en alguna parte y después de breve tiempo morirá una muerte cruel”.
Ese acontecimiento, que aún no ha sucedido, coincide casi literalmente con el contenido de la visión que tuvieron los niños de Fátima en 1917. A ellos, la Virgen María les mostró la escena de un obispo vestido de blanco huyendo de una ciudad en ruinas, sobre los cadáveres de muchos sacerdotes y laicos, para posteriormente ser asesinado.
Lo primero que salta a la vista es que ese hecho no ha tenido verificación, y que no se refiere, como El Vaticano quiso hacer creer el 26 de junio de 2000, al atentado que Juan Pablo II sufrió en 1981, ya que el Papa no huyó de Roma, esta ciudad no estaba en ruinas, no había cadáveres de sacerdotes y laicos por su camino, y no murió posteriormente asesinado.
Por otro lado, creciente número de investigaciones documentadas y serias demuestran que el Tercer Secreto de Fátima en realidad está compuesto de dos documentos diversos: las páginas que la Hermana Lucía escribió con la visión del obispo vestido de blanco que huye de una ciudad en ruinas, y otro, consistente en un pedazo de papel en el que escribió las palabras de la Santísima Virgen con las que explicó el sentido de la visión.
La historia es sencilla. La Hermana Lucía se enfermó gravemente en junio de 1943. Su superior, Monseñor Da Silva, Obispo de Leiría-Fátima, temiendo que pudiera fallecer por la enfermedad, le ordenó, el 15 de septiembre, escribir el Secreto de Fátima. La Hermana le pidió la orden formalmente y por escrito. A partir de que la recibió, a la monja le atacó una extraña parálisis que ella consideró de tipo sobrenatural. Finalmente, el 2 de enero de 1944, la misma Virgen María se le aparece nuevamente confirmándole que esa era la voluntad de Dios, y que le daría la fuerza y la luz necesarias para poder escribirlo, cosa que hizo al día siguiente. Sin embargo, por el decaimiento tan severo que tuvo, la Hermana Lucía sólo pudo escribir, en su diario, la visión, pero no las palabras de la Virgen que interpretan la visión.
No fue sino hasta el 9 de enero que la Hermana Lucía volvió a tener fuerzas y finalmente escribió, en una hoja, las palabras de la Virgen, hecho que sucedió en la Capilla del Convento de Tuy.
Lo que El Vaticano dio a conocer el 26 de junio de 2000 fue el primer documento, el de la visión, pero omitió dar a conocer el documento que contiene la interpretación.
Existen diversos testigos que confirman la existencia del documento no dado a conocer: el Cardenal Ottaviani, Monseñor Capovilla, secretario particular del Papa Juan XXIII, y el Padre Agustín Fuentes, sacerdote mexicano postulador de las causas de beatificación de Francisco y Jacinta y de los mártires mexicanos asesinados bajo el régimen de Plutarco Elías Calles. El Padre Fuentes entrevistó a la Hermana Lucía el 26 de diciembre de 1957.
Se sabe en qué fechas –diversas- llegaron ambos documentos a El Vaticano, en dónde se guardó cada uno, en qué fecha los Papas los leyeron. Toda esta historia contemporánea se haya reportada en diversas obras recientes como la de Andrea Tornielli (Il Segreto Svelato, Italia, 2000); la del vaticanista Marco Tossati (Il Segreto Nos Svelato, Italia, 2002), la de Solideo Paolini (Fátima, non Disprezate le Profezie, Italia, 2005), la de Antonio Socci (Il Quarto Segreto di Fatima, Italia, 2006), y la de Luís Eduardo López Padilla (Dos Papas en Roma, México, 2007). A pesar de todas las evidencias, El Vaticano sigue negando la existencia del segundo documento prefiriendo no dar a conocer las palabras de la Virgen, sino solo el primero, el de la visión.
Con todo, gracias a las concordancias y a varios testimonios como los señalados arriba es posible concluir que el segundo documento habla de una prueba máxima para la Iglesia Católica y Occidente en la que se dará una grave oposición de cardenales contra cardenales, obispos contra obispos, laicos contra laicos, fruto de un cisma en el que un Papa legítimo tendrá que huir y refugiarse, mientras que un antipapa se encargará de liderar la “nueva iglesia” y difundir la apostasía desde la misma sede de Roma.
En palabras del Cardenal Luigi Ciappi, teólogo personal del Papa Juan Pablo II: “El Tercer Secreto se refiere a que la pérdida de la fe en la Iglesia, es decir, la apostasía, saldrá de la cúspide de la Iglesia”.
En palabras del P. Paul Kramer, “El antipapa y sus colaboradores apóstatas serán, como dijo la Hermana Lucía, partidarios del demonio, los que trabajarán para el mal sin tener miedo de nada”.
No sería algo nuevo. En la historia de la Iglesia han habido 37 antipapas, es decir, eclesiásticos elegidos ilegítimamente estando en vida el Papa legítimo. La gravedad de este cisma es que el contenido será eminentemente doctrinal. Puede ser que su génesis sea de poder, como una presión sobre el Papa legítimo para renunciar, o fingiendo su entierro cuando en realidad pudo huir de Roma. Pero lo grave será la oposición entre la nueva iglesia y la Iglesia de la Tradición, la iglesia adaptada al mundo y la Iglesia fiel.
Desde luego, la revelación de Fátima no tienen carácter infalible y de fe, como sí lo tiene la profecía pública sobre el katejon de San Pablo, pero Fátima es una de las pocas revelaciones marianas aceptadas por la Iglesia y de mayor credibilidad, sea por la señal cósmica acontecida el 13 de octubre de 1917, sea por el cumplimiento de una parte de la profecía que ya tuvo verificación, sea, sobre todo, por los frutos espirituales y de conversión.
Además de Fátima encontramos otras revelaciones privadas que coinciden con dicha profecía:
La más importante y conocida es la de San Francisco de Asís: “Habrá un Papa electo no canónicamente que causará un gran cisma. Se predicarán diversas formas de pensar que causarán que muchos duden, aún aquellos en las distintas órdenes religiosas, hasta estar de acuerdo con aquellos herejes que causarán que mi Orden se divida. Entonces habrá tales disensiones y persecuciones a nivel universal que si esos días no se acortaran, aún los elegidos se perderían”.
Pero también están las palabras de Juan de Vitiguero, en el Siglo XIII: “Cuando el mundo se encuentre perturbado, el Papa cambiará de residencia”.
De Juan de Rocapartida, un siglo después: “Al acercarse el Fin de los Tiempos, el Papa y sus cardenales habrán de huir de Roma en trágicas consecuencias hacia un lugar donde permanecerán sin ser reconocidos, y el Papa sufrirá una muerte cruel en el exilio”.
Nicolas de Fluh, en el siglo XV: “El Papa con sus cardenales tendrá que huir de Roma en situación calamitosa a un lugar donde serán desconocidos. El Papa morirá de manera atroz durante su destierro. Los sufrimientos de la Iglesia serán mayores que cualquier momento histórico previo”.
El venerable Bartolomé Holzhauser, fundador de las sociedades de clérigos seculares en el Siglo XVIII: “Dios permitirá un gran mal contra su Iglesia: vendrán súbita e inesperadamente irrumpiendo mientras obispos y sacerdotes estén durmiendo. Entrarán en Italia y devastarán Roma, quemarán iglesias y destruirán todo”.
Las palabras de la Virgen reveladas en La Salette a Melania: “Roma perderá la fe, y se convertirá en la sede del Anticristo”.
La revelación recibida por la Madre Elena Aiello, famosa estigmatizada que fuera consultada con frecuencia por el Papa Pio XII: “Italia será sacudida por una gran revolución (…) Rusia se impondrá sobre las naciones, de manera especial sobre Italia, y elevará la bandera roja sobre la cúpula de San Pedro”.
La beata Ana Catlina Emmerick, religiosa Agustina, en 1820: “Vi una fuerte oposición entre dos Papas, y vi cuan funestas serán las consecuencias de la falsa iglesia, vi que la Iglesia de Pedro será socavada por el plan de una secta. Cuando esté cerca el reino del Anticristo, aparecerá una religión falsa que estará contra la unidad de Dios y de su Iglesia. Esto causará el cisma más grande que se haya visto en el mundo”.
Elena Leonardi, asistida espiritual del Padre Pio: “El Vaticano será invadido por revolucionarios comunistas. Traicionarán al Papa. Italia sufrirá una gran revuelta y será purificada por una gran revolución. Rusia marchará sobre Roma y el Papa correrá un grave peligro”.
Enzo Alocci: “El Papa desaparecerá temporalmente y esto ocurrirá cuando haya una revolución en Italia”.
La Beata Ana María Taigi: “La religión será perseguida y los sacerdotes masacrados. El Santo Padre se verá obligado a salir de Roma”.
La mística María Steiner: “La santa Iglesia será perseguida, Roma estará sin pastor”.
Las revelaciones en Garabandal: “El Papa no podrá estar en Roma, se le perseguirá y tendrá que esconderse”.
El P. Stefano Gobbi, místico y fundador del Movimiento Mariano Sacerdotal: “Las fuerzas masónicas han entrado a la Iglesia de manera disimulada y oculta, y han establecido su cuartel general en el mismo lugar donde vive y trabaja el Vicario de mi Hijo Jesús. Se está realizando cuanto está contenido en la Tercera parte de mi mensaje, que aún no ha sido revelado, pero que ya se ha vuelto patente por los mismos sucesos que estáis viviendo”.
Jesucristo relacionó una parte del discurso de la Última Cena con el hecho de que, una vez arrestado, sus discípulos lo abandonarían. Pero, en sentido más amplio, Jesús citaba una profecía del profeta Zacarías que tiene referencia a un pastor de los Últimos Tiempos, y que señala que a la Gran Tribulación sobrevivirá tan solo una tercera parte de la humanidad. Sus palabras son: “Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas, y tornaré mi mano contra los pequeños. Y sucederá en toda esta tierra –oráculo del Señor- que dos tercios serán exterminados, y el otro tercio quedará en ella” (Zac 13, 7-8).
Aquí, no solo encontramos un paralelismo entre la pasión del Maestro y la que tendrá que sufrir la Iglesia durante el Día del Señor y la Gran Tribulación, periodo en el que perecerán millones, sino que también contiene un anuncio para el Papa que esté reinando inmediatamente antes de la manifestación pública del Anticristo, haciéndole saber que su persona será objeto de un ataque, con la finalidad de dispersar a las ovejas unidas a él, para después arremeter contra los más débiles en la fe.
Además, la profecía de Zacarías no dice que el pastor será matado, como sucedió a Jesús, sino que será herido. La diferencia entre ambas situaciones es patente, y sirve para distinguir lo que sufrió Cristo, de lo que sucederá al pastor que reine cuando inicie el Día del Señor y la Gran Tribulación.
Por otro lado, el contexto específico de la apostasía generalizada apunta a que la dispersión de las ovejas debe ser moral más que física. Además, la herida debe contener algún elemento que pueda remover al katejon que retiene la manifestación pública de quien se beneficiará de la apostasía.
Un elemento adicional de las acciones que hieren al pastor es que estas permiten a los conjurados controlar la estructura eclesiástica para facilitar la entrada al lobo. Esta hipótesis encontraría su cumplimiento en el hecho de que el impostor pudiera arrebatar el lugar geográfico del verdadero pastor, es decir, Roma, lo cual expresaría la “abominable desolación” instalada “donde no debe”.
Los apóstoles conocían la amenaza y la identificaban con claridad, siendo conscientes de que los adversarios entrarían en medio de ellos como lobos feroces: salieron de entre ellos pero no eran de ellos, precisaría San Juan. El mismo Jesús les había advertido que entre el trigo crecería también la cizaña, hasta que llegase el tiempo de la siega en que Él mismo los habría de separar.
Contemplando que la apostasía está ya en curso, que la Iglesia ha sido infiltrada por la masonería iluminista-satánica para destruirla desde dentro con un cristianismo adaptado al mundo, y que altos eclesiásticos de ese grupo llegaron a la monstruosidad de asesinar al Papa Juan Pablo I el 28 de septiembre de 1978, y de atentar en diversas ocasiones contra la vida del Papa Juan Pablo II, es altamente probable que el katejon que debe ser removido para que se manifieste públicamente el Anticristo vaya a ser un Papa, uno que no comulga con los propósitos de ese grupo, y que por lo mismo les estorba.
Sobre el homicidio de Juan Pablo I por mano de cardenales afiliados a la masonería eclesiástica, hay que leer la obra del Obispo Jesús López Sáez, El Día de la Cuenta, Ed. Mediterráneo, Madrid, 2002. López Sáez es fundador de la comunidad de Ayala, experto en Juan Pablo I, miembro del Equipo Europeo de Catecumenado, responsable de la Comisión de Pastoral de los Adultos en el Secretariado Nacional de Catequesis de España. Desde 1985, López Sáez emprendió una investigación exhaustiva sobre los móviles que condujo a un grupo dentro de El Vaticano a asesinar al Papa recién electo. Su obra es, sin lugar a dudas, una de las más documentadas y reveladoras.
Dicho círculo de eclesiásticos masones promoverá en la sede de Pedro a un Papa que aceptará el matrimonio de los sacerdotes, la anticoncepción, las uniones homosexuales, el sacerdocio de la mujer, la autoridad colegiada de los obispos, la espiritualidad New Age, etc., etc… La mayoría de los católicos se alegrará de que finalmente haya llegado un Papa que entiende la modernidad y es capaz de adaptar la Iglesia al mundo.
Por el contrario, los fieles que mantengan la Tradición predicada por Juan Pablo II y Benedicto XVI serán ridiculizados y perseguidos.
El texto de la segunda carta de San Pablo a los Tesalonicenses sobre el katejon puede ser el fundamento escriturístico de la revelación privada que Lucía, Jacinta y Francisco recibieron hace poco más de noventa años, y que a su vez es confirmada por distintas revelaciones privadas, entre las que destaca la del Papa San Pío X, en el sentido de que a un Sumo Pontífice le espera el destino de una cruenta persecución y de una muerte brutal en cautiverio, y que esa situación provoque el mayor cisma de la Iglesia.
Lo más grave de todo, es que tal situación vaya a ser propiciada por altos jerarcas de la Iglesia que operan en la dirección del enemigo, y que la favorecen precisamente para sentar en el trono de Pedro a un impostor que más fácilmente pueda desviar a los fieles hacia la aceptación de sus modernas enseñanzas. Esa es precisamente la “abominación desoladora” predicha por el profeta Daniel, por San Juan y por San Pablo.
Comentario de los dos Papas.
Colapso Financiero.
El derrumbe de la economía mundial es lo que posibilita al Anticristo establecer un sistema de trueque global centralizado cuya leyenda de esclavitud es el número 666, es decir, la coerción de adorarlo como a Dios, a cambio de poder comerciar y recibir alimentos. La “marca de la bestia” es el meollo del proyecto de gobierno mundial del Anticristo para lograr una dictadura económica global: una sociedad sin circulante monetario, con un sofisticado sistema de trueque biotecnológico que pueda controlar en todo el mundo el privilegio de comprar y vender: “Hará que todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos se hagan una marca en la mano derecha o en la frente, y que nadie pueda comprar nada ni vender, sino el que lleve la marca con el nombre de la Bestia o con la cifra de su nombre” (Ap 13, 16-18).
El sistema financiero mundial, que en realidad es supranacional y unipolar, está basado en dos colosales fraudes económicos cuyas consecuencias hoy padecemos todos.
En 1913, Rothschild, Rockefeller y Morgan lograron que se modificara la Constitución estadounidense haciendo que el presidente Wilson firmara la “Federal Reserve Act”, con lo cual pudieron crear la Reserva Federal. De esta manera, quitaron al Gobierno y al Congreso norteamericanos el poder sobre el crédito y la emisión del dinero.
El principal promotor de esta maniobra fue el coronel Edward Mandell House, un agente de los Iluminados dedicado a la causa del Gobierno Mundial, quien logró posicionarse como consejero del presidente Wilson.
A partir de entonces, ese pequeño grupo de la oligarquía financiera estaría posibilitado para imprimir y distribuir papel verde a cambio de atraer las riquezas y servicios del mundo, exportando su inflación a las naciones mediante el sistema de bancas centrales dependientes del dólar. Por ello, el senador norteamericano Charles Lindberg declaró ante los medios de comunicación: “Con esta ley se ha constituido el consorcio económico más gigantesco de la Tierra; al firmarla, el presidente ha legalizado el gobierno invisible de los amos del mundo”. Así fue como unas cuantas dinastías (Kuhn Loeb, John Pierpont Morgan, First National City Bank, etc.), adquirieron una influencia arrolladora en el campo económico y político. Incluso el Estado tendría que acudir a ellos cuando necesitara dinero, y además pagaría intereses por él. Este dato es importante, pues la mayor parte de la gente ignora que la Federal Reserve no es un organismo público, sino un ente privado en manos de pocos.
R.E. Master así como Eustace Mullins lograron identificar a los principales dueños de la Reserva Federal: Rothschild Bank, de Londres y Berlín; Lazard Brothers Bank, de Paris; Israel Moses Seif Bankers Bank, de Italia; Warburg Bank, de Hamburgo y Amsterdam; Lehman Brothers Bank, de Nueva York; Kuhn Loeb Bank, de Nueva York; Chase Manhattan Bank, de Nueva York (Rockefeller) y Goldman Sachs, de Nueva York. Señala que “esos poderosos intereses son propietarios de la Reserva Federal a través de unos 300 accionistas, todos los cuales se conocen y están emparentados entre si”.
El segundo fraude sucedió cuando, en 1971, el gobierno de Richard Nixon rompió unilateralmente el compromiso, adoptado en Breton Woods, de redimir sus billetes verdes con oro, a razón de 35 dólares la onza.
Al quitar su respaldo al dólar, se dio curso libre al abuso, las monedas nacionales se convirtieron en mercancía y se multiplicó la especulación y la usurpación de la riqueza real de las naciones. Esto llevó al deterioro de la capacidad productiva y al enriquecimiento creciente de la “mano invisible” que fraguó esa estafa.
Desde entonces, mientras que las reservas de oro en los bancos centrales crecieron un 12%, los dólares en circulación han aumentado cerca de un 20,000%, acumulando una inmensa montaña de papeles verdes sin respaldo que actualmente sobrepasan los 6.6 millones de millones de dólares.
Rebasado el límite crítico, la explosión final de la burbuja financiera era solo cuestión de tiempo, lo que propició la carrera al oro y la posterior imposición de un sistema de trueque biotecnológico que permite el control global por medio de la economía. Así, capitalismo y comunismo se funden bajo una dictadura de corte socialista-fascista para llevar a cabo el viejo sueño de los Iluminati.
Sobre el Autor
El Microchip.
La explicación más sencilla es que el 666 que atañe al Anticristo sea una gematría. Los hebreos, al igual que los griegos, asignaban un número a los nombres. Y es que Juan señala precisamente que es “el número de su nombre” (y en algunas traducciones “número de hombre”), socializando y controlando a la humanidad mediante un sistema económico biotecnológico implantado en la mano derecha y en la frente, hecho que implica una adhesión a él por lo cual, quien lo reciba, no entrará al Reino de Cristo.
Es como si Juan nos dijera: si todo lo que ya dije va a caracterizar a la persona del Anticristo no les convence, calculen el número de su nombre.
"Y la bestia hará que a todos, a pequeños y a grandes, a ricos y a pobres, a libres y a esclavos, se les ponga una marca en la mano derecha o en la frente, y que nadie pueda comprar ni vender, sino el que tenga la marca, es decir, el nombre de la bestia"(Ap 13:16).
El señalamiento es interesante desde la perspectiva de que habrá un nuevo sistema, pues ello presupone que el anterior sistema se ha colapsado por completo y ya no existe, ha sido sustituido.
Pero esto no es sino uno de tantos engaños del “Impío”. Aquí, se trata de absorber la deuda de las personas, las familias, las empresas y los países, en un nuevo sistema centralizado, donde el impuesto sea global y ya no haya peligro de cargar con efectivo o plásticos –lo cual será bien tomado como forma de evitar robos y asaltos que por supuesto se habrán generalizado.
En varios países se usa ya el microchip implantado bajo la piel como técnica de pago escaneado que va directo a la cuenta bancaria. Pero, además, como técnica de localización satelital así como de identificación, estando conectada a computadoras centralizadas.
Es decir, ya no habrá necesidad de cárceles, el planeta entero será una cárcel (no por algo está siendo muy cuestionado por organismos de derechos humanos). Es decir, falta total de privacidad, de independencia y de propiedad privada.
Pudiera parecer algo conveniente, el problema es que San Juan nos dice que “a mitad de la semana” es decir, a los tres años y medio, el Anticristo reclamará para sí la adoración divina, como retribución por haber solucionado los problemas humanos. Por ello dice el Apóstol claramente que quienes estén marcados con este dispositivos no entraran al Reino y beberán el cáliz de la ira de Dios (Ap 14:10).
El microchip será, por así decirlo, la causa material de millones de martirios por amor a Cristo. Por eso, cuando San Juan contempla el cielo llenarse repentinamente de enorme cantidad de hombres y mujeres vestidos de blanco nos revela:
“Después de estas cosas miré, y he aquí una gran muchedumbre, la cual ninguno podía contar, de todas gentes y linajes y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y palmas en sus manos; y clamaban en alta voz, diciendo: Salvación a nuestro Dios que está sentado sobre el trono, y al Cordero” (Ap 7-9).
Una vez terminado el sellamiento, Juan contempla una incontable multitud que adora a Dios ante su trono, y uno de los ancianos le dice quiénes son:
“Y respondió uno de los ancianos, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas ¿quiénes son, y de dónde han venido? Y yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han venido de la Gran Tribulación, y han lavado sus ropas, y las han blanqueado en la sangre del Cordero” (Ap 7:13).
Tratar de escapar del sistema de microchip implicará ser excluido del comercio, de los beneficios gubernamentales, de los sistemas de racionalización masiva de alimentos, del nuevo sistema financiero.
Es probable que en algún momento, gran número de personas querrán quitárselo, lo cual tendría consecuencias funestas, dado que al tratar de arrancarse se libera Litio, sustancia que es altamente tóxica e, incluso, mortal. Esta puede ser la causa de la primera de las siete plagas: “Fue el primero, y derramó su copa sobre la tierra, y vino una úlcera maligna y pestilente sobre los hombres que tenían la marca de la bestia, y que adoraban su imagen”(Ap 16:2).
En una entrevista que realizó Aaron Russo a Nick Rockefeller, en Junio de 2007, éste último admitió, abierta y descaradamente, que la finalidad última de la elite banquera internacional es reducir numéricamente la población mundial y controlar a quienes sobrevivan mediante el microchip
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